Los pediatras reciben una formación integral durante cinco años necesaria para detectar las anomalías congénitas y tratarlas cuando sea posible. También se ocupan de enfermedades infecciosas cuya frecuencia es más elevada en la infancia. Entre éstas se incluyen infecciones del oído, paperas, sarampión, tos ferina o poliomielitis.
Muchas de estas enfermedades se pueden prevenir mediante inmunización, que es responsabilidad del pediatra. Además, los profesionales de la pediatría deben estar atentos a ciertas enfermedades que suelen aparecer en la infancia, como alergias, inmunodeficiencias, y epilepsia.
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